Y la tormenta llego a Chiantla

Debo decir con toda contundencia, que definitivamente el señor Carlos Alvarado Figueroa no es ningún delincuente. Quienes lo conocemos desde niño lo sabemos muy bien.

Entrar al mundo de la política es una aventura demasiado riesgosa. El proyecto que inicio como un comité cívico ahí en la plaza de bestias, representaba la idea de un cambio verdadero. Una nueva generación se aprestaba a luchar por la alcaldía de nuestro municipio y a lo mejor tendríamos la oportunidad de exponer ideas y que estas sean tomadas en cuenta.

Pero la utopía de la participación democrática se dio de frente contra el sistema guatemalteco, esta es en realidad una pisto-cracia y aunque ahora no se mata con balas y torturas como se hacía en décadas pasadas, el sistema se las ha ingeniado para de mil y una maneras evitar la verdadera participación ciudadana. Desde el  necesario financiamiento millonario, pasando por convencer a los eternos caciques de las comunidades, esas personas que acostumbradas a prebendas o chantajes en pleno siglo XXI aun tienen la capacidad de hacer que el resto de sus coterráneos voten por un candidato en lo particular. Todo esto sumado a muchas otros obstáculos, hacen que tratar de impulsar un proyecto de verdadero cambio sea toda una tarea quijotesca que demanda no solo valor si no que  determinación.

Nuestra comentario debe pasar por la necesaria reflexión de cambiar el sistema de raiz. En medio de una coyuntura que mediáticamente nos hace pensar mal, debido que deliberadamente se publicita una guerra contra la corrupción en donde hay criminales tan culpables como ingenuos utilizados, estos últimos  tristemente llamados daños colaterales, eso si dejando de lado casos tan impactantes como lo es la persecución y asesinato de activistas del medio ambiente, juicios por genocidio y demás crímenes de lesa humanidad, muchos cometidos ahí mismo en nuestro departamento. Al ver otrora periodistas mostrar la sangre derramada en el circo romano a lo chapin y que en recientes tiempos  se sumaban a las voces por justicia de líderes encarcelados y perseguidos políticamente, irremediablemente nos hace pensar que la estrategia de desinformación, esta funcionando a las mil maravillas. La lucha contra la corrupción es importante y hasta fundamental, pero también lo es tratar los  problemas de fondo, esos que originan la pobreza extrema y matan de hambre a miles de guatemaltecos, que permiten  que los mismos sigan gobernando detrás de bufones.

Hoy una persona novel en política que arrastrado por las circunstancias probablemente cometió el error de mezclarse con la política tradicional para sacar a flote un proyecto en el que creía, es vituperado, condenado. Paradójicamente, se le acusa de acciones que decenas de políticos tradicionales han realizado de manera normal por años, ahora resulta que esos mismos políticos tradicionales bajo las sombras del anonimato y hasta perfiles falsos en las redes sociales,  corren hacer leña de un árbol que ni siquiera ha caído.

Quizá  esta situación solo sea mala suerte, pero comprometen en serio proyectos de desarrollo al menos los posponen puesto que las energías por desarrollar un plan municipal moderno se invertirán ahora en defender el honor que durante una vida de trabajo en esas comunidades olvidadas le permitió llegar a tener en la mano la vara edilicia.

La tormenta anunciada por el juez que en Colombia encerró paramilitares y acuso al mismísimo gran Colombiano, el paramilitar uribe, llego a Chiantla. Y ojo no hay que lanzar piedras al cielo cuando se tiene techo de cristal, ni siquiera confiarse demasiado, puesto que un tsunami arrastra igual a culpables que a cándidos y descuidados que simplemente observan a la orilla.

Giovani López.

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