La identidad vestida de Plata

 Es innegable que la Virgen de Candelaria de Chiantla, ha engrandecido ese pequeño lugar escondido entre las montañas del altiplano guatemalteco. Definitivamente nuestra identidad se vistió de Plata pocos años después de la castellanización de la Nueva España. Los primeros apuntes, que datan de la segunda mitad del siglo XVI mencionan con diferentes nombres la parroquia:  Santuario de Nuestra Señora de Yantla o  Santuario de Nuestra Señora de Chiantla,  es innegable que fue la Virgencita de plata, la que marco el origen y define la esencia de nuestro pueblo.

Y es que  existe una gran diferencia entre simplemente ser un pintoresco pueblo que cada día pierde su encanto en una mal entendida noción de progreso; a ser el lugar que guarda un verdadero tesoro, un lugar de peregrinación centenario, el hogar de una obra de arte que se cuenta como una de las mayores expresiones de las habilidades de los escultores del nuevo mundo.

No es totalmente seguro que la advocación inicial de la imagen, haya sido de Candelaria. La hipótesis que durante el siglo XVI y primera parte del siglo XVII, la virgen no tenía incluso una advocación. De acuerdo a un estudio sobre la virgen del Rosario, patrona de la orden de los Dominicos,  realizado en el convento de  Santo Domingo, en Santiago de los Caballeros de Guatemala (Antigua), la imagen de la Virgen de Chiantla, es esculpida a partir de un molde sacado de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, esculpida en España por reconocidos plateros sevillanos, veamos:

“Acerca de la imagen de la Virgen del Rosario de la iglesia de Santo Domingo, existen varias referencias dignas de ser tomadas en consideración. Tomás Gage, al mencionar las riquezas de los Dominicos en Guatemala, indica que la imagen de la Virgen María es una de las más valiosas que poseían, la describen así:   hecha de plata pura y del tamaño de una mujer de buena talla. Está colocada en un tabernáculo hecho expresamente en la capilla del Rosario, donde hay por lo menos doce lámparas de plata que arden permanentemente delante de esta imagen”. El historiador de arte Miguel Álvarez, al referirse a la imagen de la Virgen del Rosario, apunta que fue conocida primero como la Antigua  y luego como la Domina y  que sirvió de molde para la de plata, que fue tallada en Guatemala por un escultor anónimo, quien es, además, autor de la Virgen de Candelaria de Chiantla.

 Álvarez hace referencia a la historiadora Josefina Alonso de Rodríguez, quien afirma que los plateros que la fundieron fueron Nicolás Almaina, Lorenzo Medina y Pedro de Bozarraéz en las postrimerías del siglo XVI,  concretamente apunta que la fundición se hizo en 1580, veamos: “El padre Montesinos contrata a los plateros Francisco de Bozartes, Nicolás de Almayna y Lorenzo de Medina, discípulos del platero sevillano Andrés Revolledo, para que, mediante un molde sacado de la virgen llamada La Dómina, se fundan en plata una nueva imagen: la de la  Virgen del Rosario de Plata para españoles” (Alonso de Rodríguez 1980). Sin embargo, Remesal (1932), informa que fueron dos las vírgenes de plata, una de ellas fue llevada a Chiantla, Huehuetenango, y la otra quedó en la iglesia de Santiago de Guatemala.

Detalle de los Murales pintados en la década de 1950-1960

 La Domina, que posteriormente se conoció como La Antigua, conservó a sus fieles y tuvo su propia capilla dentro de la iglesia. La Virgen de plata se constituyó en la patrona del convento dominico. Se levantó una elegante capilla para ella, misma que fue celebrada por todos los cronistas de la época. Fuentes y Guzmán (1932), dice: “una elegante y maravillosa capilla tiene la milagrosa y soberana imagen de Nuestra Señora del Rosario de Plata, sumamente devota y sumamente bella. De estatura perfecta dos cumplidas varas fuera de la corona, y la de su divino, soberano, gracioso niño, dormido sol, en brazos de la aurora Virgen Madre”.

Lo anterior parece confirmar que al inicio la Virgen de Plata de Chiantla, no tenia advocación, debemos considerar entonces que la advocación hacia Candelaria se dio ya a lo largo del siglo XVII o incluso en el XVIII.

La leyenda pintada en la década de 1950 en los murales del altar mayor, nos habla de otro aspecto interesante del papel de la imagen de la Virgen durante la colonización.

Para poner entender la leyenda de la “Aparición de la Virgen” veamos el contexto histórico de la cristianización de la región de los Cuchumatanes. Tomemos en cuenta algo, en España, La Virgen de Candelaria es la Patrona de las Islas Canarias.

Las islas canarias eran habitadas por indígenas llamados “guanches”, estando muy alejadas de Europa y frente a las costas africanas, fueron redescubiertas en el siglo XIII, la conquista europea de las mismas inicia en 1402 y  termina en 1496 cuando la totalidad de las grandes islas pasan a soberanía de los reyes católicos, a escasos 5 años del descubrimiento de América. La aparición de la Virgen de Candelaria en las Canarias, se documenta en 1596 y  la historia de su aparición es asombrosamente  similar a la contada por nuestros abuelos en Chiantla.

La leyenda, narra que un par de pastores descubren la imagen de la Virgen en un lugar apartado. Ellos dan aviso a los frailes quienes, llevan la imagen al monasterio. Al día siguiente, la imagen aparece de nuevo en el lugar avistado inicialmente por los pastores. Luego de repetir esta situación durante varios días, aquellos frailes deciden construir una  basílica en el lugar en donde repetidamente aparece la imagen de la Virgen, interpretando el deseo de la Virgen, de construir un templo de adoración Cristiana.

La intención, sin duda de los misioneros católicos, es cristianizar las islas y la aparición de la imagen de la Virgen de Candelaria, contribuyo a pacificar a los indígenas que aun resistían al imperio español.

Estos eventos tuvieron lugar apenas unas décadas  antes que en La Nueva España las órdenes religiosas realizaran su propio esfuerzo por convertir al Cristianismo a los conquistados, particularmente en los Cuchumatanes, donde la resistencia a los españoles se hizo fuerte y tardo varios años.  La aparición de la Virgen de Chiantla, indudablemente contribuyo a la cristianización de toda la región, constituyendo el máximo símbolo de la nueva religión en el señorío  Mam.

Existen evidencias que hasta el día de hoy sobreviven y que dan fe de la afirmación anterior. Por ejemplo, las cofradías indígenas de los pueblos del norte de Huehuetenango, que tienen fácilmente 400 años de existencia, siguen todavía celebrando su peregrinación anual el día de Candelaria el 2 de febrero. Otro ejemplo y quizá uno de vital importancia desconocido para muchos chiantlecos, son los 9 códices indígenas, que contienen composiciones musicales religiosos que datan de 1560, localizados en Santa Eulalia, San Juan Ixcoy, San Mateo Ixtatán y Jacaltenango. Algunas de esas obras, tienen como títulos: Victoria, victoria; Hoy es día de placer; Virgen de Chiantla.

Un pueblo que no conoce su historia, está condenado a no tener identidad y la nuestra está definida por nuestra patrona, la Virgen de Candelaria de Chiantla.

 

Giovani López.

Articulo publicado originalmente en febrero de 2014 en este sitio. 

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*