Los que hacen la Diferencia: Héctor Rubén Alvarado Cano

Cuando Fue Elegido "Rey de los Abuelitos"

La habilidad de transformar unos cortes de piel, en una moda a los pies, hace al artesano no solo maestro, si no un artista. Y hablamos claro está, de la artesanía del calzado.

Don Héctor Rubén Alvarado Cano, conocido como don Rubencito, creo una industria familiar, la zapatería Calzado Tropical. Quien no recuerda haber estrenado algún par de zapatos, confeccionados a la última moda por los maestros artesanos dirigidos por don Rubencito. Tuve la fortuna de escuchar de sus propios labios, el secreto de sus estilos, que nada tenían que envidarle a los expuestos en las vitrinas de la sexta avenida, (real calle), en el centro histórico de la ciudad de Guatemala, corazón comercial y de moda en la Centroamérica de la década de los sesenta. Y si, don Rubencito, viajaba con alguna regularidad desde Chiantla, a recorrer lo largo de la “sexta”, observando los modelos que seguramente marcarían tendencia en la moda de los siguientes meses. Con un cuaderno y de la manera más discreta, se disponía a dibujar los trazos de aquellos estilos, los cuales eran agregados y mejorados por mucho, en su pequeña industria, donde generaciones de zapateros artesanos chiantlecos, produjeron los zapatos que dieron renombre a esta artesanía convertida en pequeña fabrica de zapatos.

Los zapatos de Chiantla eran sinónimo del Calzado Tropical. Sus clientes, no solo fueron los vecinos de la Chiantla de esos tiempos, familias de la cabecera y otros lugares, vinieron a encargar sus estrenos de la semana santa o el año nuevo hasta la zapatería que don Rubén dirigió desde 1955 hasta el 2013. Eran los tiempos en que el pie, era dibujado en un pequeño cartoncillo, el cual calzaba con el molde de madera, el cual era utilizado para un par de semanas después, tener un par de zapatos, de esos que duraban años, pegados y cocidos a mano y con esos estilos que ni en las vitrinas de los almacenes mas prestigiosos se lucían, porque tenían el toque muy particular de los artesanos huehuetecos y de Chiantla particularmente.

Pero las historias de don Rubén, no solo se referían a sus tiempos como zapatero. También fue marimbista y valla si no escuché anécdotas de su estancia en esa legendaria marimba, la Kaibil Balam de los hermanos Del Valle. Eran los tiempos del dictador Ubico. En sus giras nacionales, en una oportunidad que visitaba el departamento de Huehuetenango, al déspota, le gustó mucho la ejecución magistral de los jóvenes chiantlecos de la Kaibil Balam y los invito a visitar la ciudad de Guatemala. Algunos miembros de aquella agrupación decidieron quedarse a vivir en la ciudad, otros como don Rubén, se regresaron a la Chiantla. Al finalizar esta etapa, solo quedaron los recuerdos de tantas aventuras, cargando la marimba entre cerros y caminos de Huehuetenango, hasta llegar al pavimento de la ciudad más grande de Centro América y es que ser marimbista en los años 30, era el equivalente a ser los rockstar del pop o adaptándonos a los tiempos, de la banda o la música urbana actual.

Siempre altruista, tuvo una particular y muy destacada participación en el comité de fundación del instituto básico de Chiantla, mismo que comenzó a funcionar en las instalaciones de las escuelas urbanas. Eran ya los años 67 y 68. La participación no ceso ahí y se prolongó hasta 1978, cuando logran nacionalizar el instituto. Hoy el Inebach y la Encco, forman parte del circuito educativo nacional y por sus aulas han desfilado cientos de competentes profesionales.

También fue alcalde en de la Villa de Chiantla de 1983 a 1985, durante los años en que la cruenta guerra civil asolaba Guatemala. Etapa muy dura para ser el alcalde, puesto que prácticamente lo hizo ad honoren además de en esos tiempos el alcalde era también el juez de paz local.

En un acto cultural, junto a sus hijas: Daysi, Ruby y Elmy Alvarado Mérida.

Yo tuve el honor de conocerlo y formar una amistad, rara por cierto por la abrumadora diferencia de edad, ya cuando formaba parte de la Casa de la Cultura de Chiantla, organización de la cual fue miembro fundador y en la que se desempeñó muchos años como Director de la Escuela de la Marimba. Fueron tardes de esas eternas, en las cuales atento, escuchaba mil y una historias de otros tiempos y varios consejos de vida que atesoro. Recuerdo un radio, en el cual escuchamos un programa noticioso todas las tardes, era uno de esos radios clásicos de madera, si no estoy mal, con sus dos botones blancos, por alguna razón, siempre pensé que en lugar de plástico debieron ser de marfil. En esta etapa, ya no producía artesanalmente los zapatos, finalmente la zapatería se convirtió en distribuidora de zapatos producidos industrialmente, aunque don Rubén siempre cuido los aspectos de calidad y vanguardia que tanto caracterizo a el Calzado Tropical. Eran finales de los ochenta y los noventa se asomaban a la vuelta de la esquina.
Rigorosamente a las 4 de la tarde, la zapatería se cerraba por unos 30 minutos, era la hora del café con pan. Doña Piedad Mérida, su compañera de vida y con quien procreó a sus 5 hijos, tenía listo el café apagado y el pan de Chiantla servido en la mesa. La conversación se pasaba a la mesa del comedor y esta vez se unía doña “pieda” como le decíamos cariñosamente.

Altruista hasta el final. Fue Alcalde Municipal, Director de Escuela de la Marimba, socio fundador de La Casa de la Cultura, Miembro del comité procreación del Inebach, entre otras actividades.

Don Rubén, fue de esos personajes idealistas. Siempre dono su tiempo y muchas veces recursos, para su Chiantla. Uno de sus últimos aportes fue la gestión del acuerdo municipal que da vida al “Dia de los Abuelitos” que se celebra cada 7 de octubre. Él mismo, fue declarado “Rey de los Abuelitos”.
Don Rubén, partió a la presencia del Señor el 27 de Abril de 2017, con 99 años a escasos días de cumplir sus 100 años. Dejo todo un legado de proyección social y ejemplo de vida. Este artículo es un pequeño homenaje a su memoria.

Giovani López Figueroa.

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